2.4 Repercursiones de los virus gigantes
¿Gigantismo por robo de genes, escape celular o legado de una forma de vida aún por descubrir?
Tal y como se comentó en el pequeño documental adjunto previamente, existen genes que carecen de homología con respecto a los genes ya anotados disponibles. CUyo porigen permite considerar como más probable un origen independiente a los organismos huéspedes. En Mimivirus se estima que sus genes huérfanos representan el 3% del contenido genético previsto, y la proporción de proteínas codificadas como huérfanas es también muy alta (40%) en las partículas de APMV19. El genoma del APMV también contiene promotores de genes tempranos y tardíos, y los ARNm se expresan como transcritos poliadenilados que suelen terminar con secuencias palindrómicas cortas capaces de formar estructuras similares a las horquillas del pelo. Se describieron eventos de recodificación del código genético, es decir mimivirus no emplea para la traducción el código estándar [12]. En especial con diversos cambios en la codificación de los factores de terminación de la traducción, que son exclusivos para el genoma del APMV [12].
Por si fuera poco, el genoma de Mimivirus presenta adicionalmente genes con splicing alternativo, tanto a nivel de ARN como proteína, es decir los genes expresan mRNAs con intrones, que pueden ser traducidos en proteínas con inteínas, fragmentos de residuos que son eliminados de la proteína final madura. Aunque esto último ocurre en unos pocos genes conservados, incluidos los que codifican la proteína de la cápside mayor y la ADN polimerasa [9].
Todos estas anomalidades llevaron en el 2008 a varios autores a cuestionar la definición de virus, su exclusión como organismos, proponiendo cambiar este ecesarion teniendo en cuenta nuevas características:
“Sugerimos que todos los organismos celulares pueden definirse adecuadamente como organismos codificadores del ribosoma (OCR), en contraposición a los virus. Curiosamente, en contraste con la opinión que defiende Lwoff, las mitocondrias y los cloroplastos se clasificarían como reovirus basados en esta definición (en lugar de como orgánulos celulares) porque contienen su propio aparato de traducción. En efecto, no hay una diferencia clara, ni morfológica ni genética, entre las mitocondrias, los simbiontes y las bacterias intracelulares como Candidatus Carsonella spp. y Rickettsia spp.” (…) “Proponemos redefinir los virus como organismos codificantes de cápside que están compuestos de proteínas y ácidos nucleicos que se autoensamblan en una nucleocápside, no se multiplican por fisión binaria y utilizan un organismo codificador de ribosoma para la síntesis de sus proteínas y la producción de la energía y las moléculas precursoras que se requieren para su ciclo de vida” [5]".
Esquemáticamente, dado el carácter obligado del parasitismo viral, la filogenia de los organismos codificadores de capside representarían un árbol especular o reflejo al árbol de los organismos ribocelulares [5]: